Los cigarrillos electrónicos y el riesgo cardiovascular
Los sistemas electrónicos de administración de nicotina son dispositivos cuya función consiste en vaporizar y facilitar a los pulmones una mezcla química, normalmente compuesta por nicotina, propilenglicol y otros productos químicos.
Los vapers son la alternativa más popular frente al cigarrillo convencional.
Las estrategias agresivas de marketing junto a afirmaciones engañosas por parte de los fabricantes han contribuido en gran medida a la creencia de que son inofensivos o menos dañinos que los convencionales pero estudios confirman que:
Los líquidos y los aerosoles de los cigarrillos electrónicos contienen sustancias tóxicas.
Existe evidencia de que los cigarrillos electrónicos pueden causar daño cardiovascular.
La mayoría de las personas que vapean para dejar el hábito de la nicotina terminan fumando tanto cigarrillos convencionales como electrónicos, lo que puede suponer un riesgo persistente para la salud.
El vapeo entre los adolescentes sigue aumentando. Los cigarrillos electrónicos, comercializados con campañas publicitarias muy atractivas, amenazan con enganchar a una nueva generación a la nicotina que ven en estos dispositivos un elemento de moda y no son conscientes del gran riesgo a los que se exponen con su consumo. Según investigaciones recientes, los aditivos químicos saborizantes pueden ser tóxicos y provocar daños graves en los vasos sanguíneos y aún se desconocen los efectos a largo plazo.
¿Cómo afecta el vapeo al corazón?
Los estudios han relacionado los cigarrillos electrónicos con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares
Aumento del ritmo cardíaco
Aumento de presión arterial
Latidos cardíacos irregulares
Problemas vasculares
Posible aumento del riesgo de coágulos sanguíneos
Mayor riesgo de infarto
* Fuente: Facts & Factors 2022 – 2028
Aunque no hay suficiente evidencia sobre los efectos acumulados de los vapeadores se sabe que causan daños cardiovasculares y que su uso puede derivar en otros problemas de la salud ocasionados por la alta exposición a sustancias tóxicas. Además es importante aclarar que no existe evidencia sólida que sustente la eficacia de los vapers en tratamientos de deshabituación y la mayoría de los estudios reflejan una tendencia al consumo dual de cigarrillo electrónico y cigarrillo convencional.