Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo
“Cada año mueren más personas por enfermedades cardiovasculares (ECV) que por cualquier otra causa. Más de tres cuartas partes de las muertes relacionadas con cardiopatías y accidentes cerebrovasculares ocurren en países de ingresos medianos y bajos.”
Las enfermedades cardiovasculares hacen referencia a las afecciones que comprometen el sistema circulatorio, incluyendo las arterias, el corazón y el sistema vascular cerebral. Son la primera causa de muerte a nivel mundial, más frecuentes y discapacitantes que enfermedades como el cáncer.
Según la organización mundial de la salud se estima que 17,9 millones de personas murieron por enfermedades cardiovasculares en 2019, lo que representa el 32% de todas las muertes a nivel mundial. Dentro de estas enfermedades cardiovasculares se incluye a enfermedades coronarias como el infarto agudo de miocardio y trastornos en la circulación cerebral como los eventos cerebrovasculares. Estas dos patologías constituyen el 85% de las muertes por enfermedades cardiovasculares.
Afectan tanto a hombres como a mujeres y su incidencia se incrementan con la edad. Existen factores de riesgo para presentar enfermedad cardiovascular, tal como la dieta con alto consumo de grasas saturadas o trans, excesivo consumo de calorías y sal, sobrepeso, obesidad, tabaquismo, sedentarismo, y enfermedades como la dislipidemia, diabetes, hipertensión, síndrome metabólico, resistencia a la insulina, enfermedad renal crónica y aterosclerosis, además del antecedente de familiar en primer grado con enfermedad cardiovascular conocida.
Los infartos cardiacos y los eventos cerebrovasculares en su mayoría son agudos y causados principalmente por ausencia de flujo a las arterias que aportan oxígeno al corazón o al cerebro. Están asociados principalmente al incremento de depósitos de grasa en las paredes internas de los vasos sanguíneos que irrigan el corazón o el cerebro.
El tiempo para el tratamiento es fundamental, por lo que la prevención, en primera instancia, es una herramienta decisiva para retrasar la aparición de estas enfermedades. Es crucial que todas las personas identifiquen y reciban asesoramiento médico para la detección temprana de los factores de riesgo señalados previamente, ya que todos estos potencialmente podrían contribuir a la instauración definitiva de la enfermedad cardiovascular. Para esto es necesario acudir al médico e incluir cambios como el cese de hábitos dentro de los cuales está el tabaquismo o el sedentarismo, realizar una dieta con alto contenido de vegetales, baja en sal y baja en grasa de origen animal, realizar ejercicio aeróbico frecuente, controlar de peso y tratar de manera temprana las enfermedades que contribuyen al aparecimiento de la enfermedad cardiovascular.
De igual manera cuando la enfermedad ya se ha instaurado cómo en el caso de un infarto agudo de miocardio o un infarto cerebral, es primordial detectar los síntomas que podrían orientar a estas enfermedades, cómo dolor opresivo en pecho o falta de aire en el caso de enfermedades coronarias, o dificultad para hablar y movilizar las manos o piernas en caso de enfermedad vascular cerebral, o perdida de conocimiento en ambos casos. Ante esto se debe activar un sistema de emergencia como el 911 y/o acudir de manera urgente a un servicio de salud para una evaluación inmediata con el fin descartar estas patologías. En caso de comprobarse que existe dificultad para flujo de sangre tanto al cerebro como al corazón, el tratamiento inmediato por parte de un servicio de emergencias y la evaluación de un especialista es fundamental, el equipo médico debe tomar decisiones para restaurar la circulación con el fin de evitarlas complicaciones y secuelas que podrían derivar de esto, reduciendo el impacto y mejorando la calidad de vida.