¿Cómo afecta el estrés al corazón?
El manejo del estrés es un factor importante que debe gestionarse de la manera adecuada. La forma como las personas reaccionan a las situaciones que los sobrepasan y la acumulación de tensiones pueden tener consecuencias directas en la salud, aumentando la frecuencia cardíaca y produciendo alteraciones metabólicas que hacen que el organismo se desequilibre.
Tener un impacto constante de eventos de tensión puede debilitar el sistema inmunológico y exponernos a sufrir distintas enfermedades. Además, los momentos estresantes incrementan los comportamientos que provocan un mayor riesgo cardiovascular, como fumar, beber en exceso, consumir alimentos ricos en grasas, carbohidratos y azúcares, disminuir la actividad física y tener pocas horas de descanso.
Una situación estresante genera una reacción en cadena en el cuerpo “en respuesta a las hormonas del estrés (adrenalina, noradrenalina, cortisol, aldosterona...), el organismo se pone en guardia y se prepara para la lucha o para la huida: concentra sus energías en el cerebro, el corazón y los músculos en detrimento del resto de órganos. Se produce también otra serie de cambios: elevación de glucosa, leucocitos, hematíes y plaquetas en sangre, aumento de la frecuencia cardíaca, incremento de la fuerza de contracción del músculo cardíaco y de la respiración, mayor dilatación de los vasos coronarios y de los músculos esqueléticos, mayor constricción de vasos del resto de los órganos (digestivos, riñón, bazo...), relajación de la vejiga, contracción del recto, dilatación de las pupilas y aumento de la sudoración”.*
¿Qué es el estrés crónico?
Existen tres fases del estrés. En la primera fase la respuesta al estrés hace que la persona esté alerta y preparada para la acción, cuando es superada esta fase el organismo pasa a la recuperación, durante la que se inhibe el sistema nervioso simpático y se restablece el equilibrio. Si la persona no se logra adaptar a la situación, entra en la fase de resistencia (segunda fase), donde se permanece en alerta constante hasta agotar las reservas de energía, de este modo se llega a la tercera fase, que es el agotamiento, cuando el estrés se vuelve una condición crónica y patológica. El estrés puede ser un disparador de numerosas enfermedades cardiovasculares y se asocia a hipertensión arterial y arritmias.
Controlar el estrés para prevenir las enfermedades cardíacas
Manejar el estrés disminuye la posibilidad de que se llegue a una fase crónica que tenga repercusiones directas en su salud. Reconocer cuales son las principales fuentes de tensión y buscar maneras para reducirlas y controlarlas le ayudará a mitigar las consecuencias negativas. Incluir hábitos que contrarresten la presión del día a día como dormir lo suficiente, tener espacios de calidad con familiares o amigos, o hacer ejercicio regularmente no sólo ayudará a controlar el estrés sino otros factores de riesgo cardiovascular.
Si usted está pasando por etapas de estrés constante, acuda a un profesional que pueda guiarlo de la manera adecuada para enfrentar esta situación.
*Fuente: Estudio sobre El estrés en las enfermedades cardiovasculares.
Dr. Cesáreo Fernández Alonso
https://www.fbbva.es/microsites/salud_cardio/mult/fbbva_libroCorazon_cap66.pdf